MILICIAS URBANAS ANDALUZAS.

(Regional Andalucía)




Con naturaleza mitad militar, mitad civil, a finales del siglo XVII surgieron las Milicias Urbanas, completando así las actuaciones de las Guardián de la Costa. Contaron en su historial con importantes servicios, y participaron tanto en el primer asedio a Gibraltar como en las defensas de Ceuta y Melilla, donde consiguieron "un escudo de ventaja sobre las demás tropas", gracias a la eficaz actuación de sus mosqueteros.

Como consecuencia de la revista general que realizó a todas sus dependencias el mariscal de campo y enviado real, Bucarelli, un real decreto de 11 de agosto de 1776, los integro en el Ejército real, pues "el Rey, teniendo en cuenta el continuo servicio que ejecutan las compañías de Milicias del Partido de las Alpujarras y de toda la Costa de Granada asistiendo a sus socorros en los continuos rebatos que ocasionan los insultos de los moros, que penetrarían la tierra adentro si faltase esta oposición y defensa y teniendo en cuenta que en ocasiones se empeñan en auténticas acciones de guerra, se les considera dentro del fuero milita".

Uniforme de las milicias locales de Andalucía
Uniforme de las milicias locales de Andalucía.

Su utilidad fue manifiesta, tanto en misiones de cobertura como en el mantenimiento del orden público. Para su alojamiento fueron reparados y acondicionados los castillos del litoral y hasta se construyeron algunos de nueva planta, predominando para su ubicación la idea de la diseminación, con núcleos básicos reducidos, y otros más capaces para secciones (mitades) y hasta compañías enteras. Conforme a su último reglamento, fechado en 1762, las residencias de plana mayor de compañía fueron, en Almería: Vera, Nijar, Almería, Roquetas de Mar y Adra; en Granada: Motril y Almuñecar, y en Málaga: Vélez-Málaga, Málaga, Marbella y Estepona. Su plantilla total, con la denominación orgánica de Regimiento de la Costa, estuvo integrada por un coronel, diez capitanes, diez tenientes, dieciséis alféreces y mil setenta y ocho milicianos, aparte del personal auxiliar de torreros, más capellán y cirujano.

Con el fin de integrar a todas las Milicias Andaluzas, incluidas las antiguas Guardas de la Costa, en un sólo cuerpo armado, se redactó un reglamento precedido de real cédula con fecha 24 de febrero de 1780, por el que "las distintas milicias andaluzas se federaron" -valga la expresión-, en un solo cuerpo compuesto por dieciocho compañías, siendo de Inválidos las de aumento, sostenidas como reserva para los casos extraordinarios.

La organización afectó a la Capitanía General de Granada, cuyas compañías pasaron a denominarse específicamente Compañías de Infantería Fija de la Costa de Granada, como tropa reglada del Ejército y con pérdida del carácter de Milicias Urbanas. Sus cometidos se ampliaron por reglamento propio el 29 de julio del mismo año, con el carácter de fuerzas de cobertura y policía fiscal, con otras competencias como las de orden público y policía judicial, restablecimiento de la paz ciudadana y captura de delincuentes, ordenándoles específicamente que "tomasen el servicio de auxiliares de las justicias, persecución del contrabando, vagos, desertores y toda clase de maleantes". En 1799, se añadió una nueva compañía para la ciudad de Málaga, pero sus efectivos quedaron reducidos en 1826 a dos compañías: Almería y Vélez-Málaga, subsistentes hasta 1828, año en que la institución desapareció totalmente, meses antes de publicarse el decreto que creaba el Real Cuerpo de Carabineros de Costas y Fronteras.

Aguado.