COMPANIA SUELTA DE FUSILEROS DEL REINO DE ARAGON.

(Regional Aragón)




Tras la supresión de los Guardas del Reino de Aragón, habían de cumplirse cincuenta años para que Carlos III, a petición de don Jerónimo de Torres, infanzón de La Muela, autorizase la organización a sus expensas de una Compañía Suelta, en cuanto "proveyese lo necesario" y siguiendo las normas reinantes. El nuevo Cuerpo regional tuvo desde su nacimiento, el 3 de septiembre de 1766, más carácter militar que civil.

Se creó con una plantilla de cien hombres, encuadrados en nueve escuadras, al mando cada una de un cabo y todas bajo el mando de don Jerónimo de Torres como capitán, auxiliado por su hermano, con el empleo de teniente, y su hijo, con el de subteniente, los tres con reales despachos. Los fusileros debían de ser naturales de Aragón, elegidos por "su robustez, agilidad, opinión y espíritu", con dependencia del ministro de la Guerra y por delegación del capitán general de la Región.

Fusilero de Aragón
Fusilero de Aragón.

Percibían sueldos análogos a los del Ejército, similares a los ya mencionados al reseñar otras Compañías Sueltas. El uniforme se componía de gambeto largo, de hechura "catalana", calzones de paño azul, chupa encarnada, ojales de seda dorada y tres alamares en cada manga; medias azules de estambre, alpargatas atadas hasta media pierna con cinta azul, pañuelo de seda al cuello, sombrero con galón de estambre dorado y escarapela de seda encarnada; para las marchas se empleaban calcetas de hilo blanco. El armamento se componía de escopeta de a doce en libra, o fusil largo con bayoneta, un par de pistolas de charpa y cinto correa que en forma de bandolera lo sujetaba todo.

El uniforme de los oficiales se componía de casaca azul, vuelta y chupa de grana, botón dorado, ojal de oro, galón de lo mismo en el sombrero y por armamento espadín, un par de pistolas de arzón y escopeta larga.

Jerónimo de Torres se comprometió a armar y uniformar por una sola vez a sus hombres, adelantando de sus bienes el dinero necesario, aunque reteniendo seis cuartos diarios por cabo y cuatro por fusilero, hasta resarcirse de la cantidad anticipada. No mucho después de quedar totalmente organizada la compañía, comenzaron las movilizaciones de tropas como preludio de las guerras que, anteriormente a la de la Independencia, sostendríamos con Francia. Según es notorio, lucharon "como buenos" contra las tropas napoleónicas. En 1808, sus efectivos eran de cinco oficiales y ciento setenta y nueve fusileros, incluidos los cabos. Sobre su base se organizó el Batallón de Fusileros de Aragón, extinguido en 1809, al capitular Zaragoza.

Terminada la lucha contra Napoleón, la Compañía de Fusileros fue restablecida, para disolverse en 1830 y reaparecer en 1835. Las condiciones para su última organización apenas habían variado. Siguió manteniéndose en primer lugar el ser naturales de la región y poseer "vigor, agilidad y resistencia a la fatiga". En su ú1tima época, aunque siguió denominándose Compañía, tuvo una plantilla de doscientos ochenta y siete hombres con un capitán-jefe, graduado de coronel, un capitán segundo jefe, dos tenientes y dos subtenientes.

Su disolución fue decretada el 21 de octubre de 1843, alegándose como motivo el haber tomado parte en los sucesos políticos que en dicho año habían tenido lugar en Zaragoza, al proclamarse la Junta Central, suceso relacionado, aunque lejanamente, con la revuelta de la "jamancia" en Cataluña.

Aguado.